Una gran marea verde alumbró la noche gijonesa y derrochó entusiasmo a pesar del tiempo cambiante
CÉSAR SÁNCHEZ
El atletismo popular sigue viviendo una edad de oro. Muchos aficionados se animan a calzarse las zapatillas y disfrutar de los kilómetros solos o en compañía de amigos. No hace falta tener grandes objetivos. Lo importante es disfrutar con cada zancada.
Eso es lo que hicieron ayer precisamente los casi 1.500 corredores que tomaron parte en la tercera edición de la EdP Carrera 10K, una de las pocas que se disputa en horario nocturno en el calendario nacional.
Muchos grupos de amigos compartieron el calentamiento en los alrededores del complejo deportivo de Las Mestas desde donde se realizó la salida. Allí, algunos buscaban a las ‘liebres’ en los prolegómenos para encontrar una referencia en carrera que les permitiera conseguir el registro soñado. No lo tuvieron sencillo. No por el recorrido, rápido y con todas las virtudes que entraña un trazado llano, sin apenas desnivel lo que permite volar hacia las grandes marcas a nivel popular. El tiempo cambiante no permitió muchas concesiones. El comentario más repetido en los instantes previos era unánime: «¿Aguantará?», se preguntaban los participantes, conscientes de que el intenso viento que levantó a la hora de la competición podía condicionar el desarrollo de la misma. «Ya podía descargar», lamentaba más de algún participante, receloso del bochorno. Al final, lo hizo, aunque el agua respeto el desarrollo de la prueba para la mayoría de corredores.
Llegó la hora de la salida. Los primeros en hacerlo fueron los pequeños, que se estrenaban en esta prueba. Esta competición, reservada para los atletas menores de 16 años, completaron los 1.609 metros que separa el Puente de El Piles de la Antigua Pescadería. Ellos fueron los primeros campeones en la noche gijonesa.
Después fue el turno de los mayores. Casi todos estrenaron la camiseta verde que les permitía destacar en medio de una noche cerrada. Por si fuera poco llamativa, muchos optaron por utilizar el reflectante luminoso, ideal para correr en horas tardías, y que formaba parte de la completa bolsa del corredor que volvió a ser alabada por los participantes. El fin de fiesta fue en la plaza Mayor, era el colofón esperado por todos los participantes. Sin embargo, la lluvia arreció y se vio deslucido ese último punto de encuentro de todos los corredores donde continúan viviendo la carrera.