Johnny Menéndez, con un grave problema de visión, completó la carrera con su guía Manuel Monasterio, trasplantado de riñón

Víctor Robledo

Johnny Menéndez y Manuel Monasterio no se conocían hace casi una década, cuando dos golpes por separado sacudieron sus vidas. A Johnny le detectaron entonces una enfermedad degenerativa en el nervio óptico que ha ido reduciendo su agudeza visual hasta dejarla en porcentajes muy bajos. Manuel, por su parte, se sometía en aquel 2009 a un trasplante renal tras una enfermedad congénita que le había destruido los riñones sin que él se diera cuenta. El sábado, el programa ‘Comparte tu energía’ cruzó sus dos emocionantes historias de superación en una nueva: Johnny, con Manuel Monasterio como guía, pulverizó su mejor marca personal en la Carrera EdP Nocturna Gijón.

Unos cuantos centenares de metros por detrás de Moha Bakkali, brillante ganador de la prueba, Johnny Menéndez y Manuel Monasterio habían mantenido un ritmo constante unidos por una goma entre los cerca de mil quinientos participantes de la prueba. Su participación como pareja fue casi casualidad: Ramón Santurio iba a ser inicialmente el guía de Menéndez, pero una inoportuna lesión obligó a buscar una solución de urgencia.

Cinco años atrás, Johnny Menéndez se encontraba con su mujer, Begoña, entre el público que veía pasar a los corredores de la San Silvestre gijonesa. Ella le propuso aquel día empezar a correr y apuntarse juntos a la edición siguiente. «Correr para mí ha sido una válvula de escape. Me da mucho impulso, me hace marcarme retos y me motiva», asegura Menéndez. Desde entonces ha completado la media maratón de Gijón en dos ocasiones y dos trails de montaña, además de decenas de pruebas de distancias menores.

Los atletas que entrenan habitualmente en el ‘Kilometrín’ pueden encontrarse allí a Johnny Menéndez hasta cuatro días a la semana. Sus gafas gruesas y alguna pisada en falso son los únicos detalles que desvelan su enfermedad. En su interior, no obstante, cada sesión es un reto. «En el ojo izquierdo tengo una agudeza visual de menos del 10% y una parte ciega total. En el derecho me defiendo, pero tengo agudeza visual limitada también y visión parcheada. En condiciones óptimas no veo más allá de veinte metros», explica.

La ONCE le dio al inicio de su enfermedad una serie de pautas y técnicas para desenvolverse en su día a día. Sus entrenamientos son otra cosa. Ahí cuenta con la ayuda de un mito del atletismo como Martín Fiz, al que conoció hace unos años en una charla en Gijón y con el que entabló una gran amistad. «Estoy en su equipo, Running Fiz, y son ellos los que me marcan cómo tengo que trabajar», afirma. El vínculo con el atleta vitoriano es tan fuerte que Fiz se ha ofrecido públicamente a ser su guía en el futuro.

Johnny Menéndez detuvo el reloj en un tiempo de 45 minutos y 47 segundos en la meta de la Antigua Pescadería Municipal tras los diez kilómetros de la prueba. A su lado, Manuel Monasterio le felicitaba por haber superado un reto que, en parte, también fue suyo en algún momento. «Yo hace nueve años recibí un trasplante de riñón tras un año en hemodiálisis. La clave de todo esto es adaptarte siempre a las circunstancias y no pensar en lo que no puedes hacer. Johnny es un ejemplo de ello», asegura el atleta gijonés.

La plataforma ‘Comparte tu energía’ los juntó. Se trata de un portal de internet que pone en contacto a personas con discapacidad visual con corredores que se ofrecen como guías. La disponibilidad geográfica, las marcas personales y los horarios de entrenamientos filtran el abanico de parejas. Johnny sale a correr habitualmente solo o con su mujer, aunque cuenta con un amplio historial de guías –convertidos ya en amigos– dispuestos a entrenar con él.

«En la EdP Nocturna Gijón quedamos muy contentos. Así que seguro que volvemos a coincidir en nuevos retos. Tenemos que mirar en cuál», adelanta Monasterio. Johnny, que además de corredor es pianista, ya sabe hacia dónde le lleva la música: «En el futuro me gustaría correr una maratón. Tengo ganas de dar ese salto».